domingo, 28 de diciembre de 2014

«En cada vida hay tres, cuatro episodios esenciales, determinantes. En esos episodios me gusta bucear.» Entrevista a Vicente Valero, autor de Los extraños y nominado a los Premios Cálamo 2014

Se acercan los premios Cálamo 2014 y seguimos entrevistando a algunos de los 16 nominados.
Hoy es el turno de Vicente Valero. Su debut en la narrativa, Los extraños (Ed. Periférica) fue uno de los grandes libros de la narrativa española del 2014. La vida de cuatro "extraños", cuatro familiares de Vicente de Valero de los que él sabe poco más que el nombre son el punto de partida para un ejercicio literario donde se entretejen las memorias, la investigación periodística, la historia de España y la poesía. 
Con todos ustedes, Vicente Valero:

Vicente Valero
Los extraños es tu debut en la narrativa. ¿Es posible este libro sin toda tu obra anterior y los géneros que aborda? La poesía, la biografía, el ensayo, la literatura de viaje…

Probablemente no hubiera sido posible. Es cierto que en él hay mucho de lo que había venido haciendo. Siempre me ha interesado la vida de los otros como relato, pero lo que me gusta especialmente es contar breves episodios que puedan dar sentido a una vida entera o que consigan marcarla de una manera muy precisa. No me interesan tanto las grandes biografías como las pequeñas y parciales. En cada vida hay tres, cuatro episodios esenciales, determinantes. En esos episodios me gusta bucear.

La investigación de cuatro familiares, cuatro vidas misteriosas y de las huellas de esas vidas en tu propio cuerpo y espíritu: parece una tarea dura y con pocos antecedentes: ¿tuviste que forjar un método de investigación antes de lanzarte a la escritura del libro? ¿Un método de escritura que fusionara la investigación periodística con lo ficcional y lo biográfico?

Mi principal fuente era el recuerdo. Me hubiera gustado escribir solamente desde los recuerdos de la infancia. Es decir: construir las historias a partir de lo que me habían contado o yo había conseguido saber cuando era niño. Dejar que fluyera la voz de aquel niño que hizo muchas preguntas. 

Pero este es sobre todo un libro de olvidos, voluntarios e involuntarios, de los míos propios también. Las cuatro historias nacen del olvido.

Como narrador, lo que intento es completar esos olvidos con muchos datos dispersos que he tenido que ir a buscar, a veces reveladores, pero siempre procurando que no se pierda la atmósfera de extrañeza, la niebla que ha existido entre ellos y yo. En realidad, seguramente sé menos de ellos de lo que hubiera podido saber.

¿Existe alguna búsqueda en la literatura similar a la de Los extraños que tuvieras presente durante la escritura? ¿O algún autor?

Hay grandes escritores de familia y muy distintos, todos me han ayudado de algún modo, desde Bassani a Bernhard, desde Canetti a Michon. La familia es un tema universal y son muchos los puntos de vista. 


Algo en el mecanismo de Los extraños me recordó a La invención de la Soledad, de Paul Auster. Cuando su padre murió, la necesidad  de escribir y evitar que esa vida desaparezca fue para Auster de una importancia capital. ¿Ocurre algo parecido con tu búsqueda de esos extraños? ¿Una necesidad de recuperar del olvido esas vidas que forman parte y han dado forma a la tuya? 

Me interesaba saber también qué era lo que había en mí de ellos, que podía haber heredado de esos extraños sin saberlo. Y qué estaba haciendo yo con esa parte de ellos que había heredado. En cierto modo, este aspecto condicionaba mi búsqueda. Supongo que encontrándolos a ellos y reconstruyendo sus vidas me estaba conociendo un poco más a mí mismo y, sobre todo, estaba conociendo mejor a mi familia.

Los extraños, de Vicente Valero. Ed, Periférica.
Cada relato —quizás el último sobre todo— se relacionan de manera directa con episodios de la historia de España que se entretejen, y se forma una relación curiosa entre lo particular de esas vidas menores y lo más universal y común a todos…

Pertenezco a una generación que ha crecido en libertad y ha hecho más o menos lo que ha querido hacer y ha vivido donde quería vivir. Realmente es un lujo, si uno mira hacia atrás en la vida de los españoles. La vida de mis ‘extraños’ estuvo condicionada completamente por la moral dominante de una sociedad muy cerrada, antes y después de la guerra civil, y por el desastre de la guerra misma… Para alguien de mi generación, estas vidas siempre al borde del fracaso, o abocadas a él, condicionadas hasta tal punto por la realidad histórica, resultan extraordinarias, casi épicas.


Los cuatro "extraños" que forman el libro, ¿fueron desde el comienzo los que tenías en mente? ¿O hubo algunos que quedaron fuera pero fueron posibles candidatos?

Quedó fuera el más extraño de todos, mi abuelo paterno, de quien solamente sé su nombre, su profesión y el año de su muerte (1936). Su mujer, mi abuela, se divorció de él en la época de la República, e impuso un silencio total sobre su figura que por lo visto todavía perdura en mí. La verdad es que no hubiera sabido ni por dónde empezar su relato. Pero recuerdo que mi abuela, cuando yo era niño, algunas veces –más bien cuando estaba enfadada-, me decía que me parecía bastante a él… Nadie se atrevía entonces a preguntar por qué. 


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